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Que la vergüenza cambie de bando

25 de Noviembre de 2025

Ainhoa Rodriguez. Partido Comunista de España en La Rioja

Este 25 de noviembre Día internacional para la eliminación de la violencia contra las mujeres, desde el Partido Comunista de España en La Rioja, levantamos la voz contra la violencia que sufren las mujeres de la clase trabajadora. Miles de mujeres de nuestra clase siguen siendo explotadas, precarizadas y utilizadas como recurso para sostener un sistema que vive —y se sostiene— sobre nuestra desigualdad.

Estamos hartas de que nos digan que la explotación de las mujeres es un “problema social” y no un negocio capitalista.

Hartas de que se silencie que la raíz de nuestra opresión está en la dependencia económica, en la falta de derechos y en la mercantilización de nuestros cuerpos.

Hartas de que se maquille con discursos liberales lo que no es más que una relación brutal de clase: hombres que compran, empresas que lucran y mujeres pobres que pagan el precio.

En el trabajo asalariado se nos paga menos, se nos precariza más y se nos cargan los cuidados no remunerados.

Y en los márgenes más violentos del mercado, nuestra pobreza, nuestra falta de oportunidades o nuestra situación migratoria se utilizan para convertirnos en mercancía.

En esa frontera entre capitalismo y patriarcado se sitúa la prostitución, una industria que no existe por “libre elección”, sino porque existe desigualdad, miseria y necesidad.

En La Rioja hay al menos nueve clubes y cuarenta y dos pisos destinados a este negocio. Se han detectado 59 mujeres con indicios claros de trata y 16 menores tuteladas en entornos de prostitución. Este mercado se alimenta de la vulnerabilidad extrema.

Nada de esto es casual.
Nada de esto es elección.
Nada ocurre entre iguales.

La prostitución es un mercado de clase sostenido sobre mujeres pobres para beneficio de hombres con poder adquisitivo. Es la expresión más cruda de cómo funciona el capitalismo: todo tiene un precio en este sistema.

Por eso nuestra posición es clara: somos abolicionistas. No queremos regulaciones que legitimen el mercado del sexo ni discursos que disfracen explotación de “derechos laborales”.

Y junto a esta industria, denunciamos otra forma extrema de mercantilización: los vientres de alquiler, donde la capacidad reproductiva de mujeres empobrecidas se convierte en un servicio para quienes pueden pagarlo.

No es libertad ni solidaridad: es explotación reproductiva. Es la misma lógica que en la prostitución: los deseos de unos se construyen sobre la pobreza de otras.

Por eso también exigimos la abolición total de los vientres de alquiler, dentro y fuera de nuestras fronteras.

La lucha contra la prostitución y los vientres de alquiler es una lucha de clase. Es luchar contra un sistema que crea pobreza y después se aprovecha de ella. Es defender la dignidad material de las mujeres trabajadoras.

No queremos quedarnos solo en la denuncia de estas prácticas, exigimos políticas públicas firmes: recursos para la salida, atención social, psicológica y legal, empleo digno y vivienda segura para ofrecer una alternativa real a quienes están atrapadas.

Este 25N no aceptamos migajas ni discursos vacíos: exigimos justicia, recursos, derechos y un futuro donde ningún cuerpo de mujer sea mercancía.

Categorías: Sociedad y Ciudadanía

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